Silicon Valley no se puede entender sin esta frase y sin la década de los 50. Bien es cierto que ya en 1900 las investigaciones militares marítimas y radiofónicas eran importantes, pero 5 décadas después llega la “Guerra Fría”…
INGENIERO ESPACIAL RUSO en 1957: Nuestra madre Patrrria ha sido la primera en lanzar el Sputnik (primer satélite espacial). Estamos por delante de vosotrrros a nivel tecnológico, capitalistas yanquis…
INGENIERO ESPACIAL AMERICANO UN AÑO DESPUÉS: ¿Cóooomoooooo? ¿Que un comunista me chulea? Te vas a cagar.
Y no se les ocurre otra cosa que fundar la NASA, además de apoyar a una gran empresa tecnológica instalada en el Valle, la única en ese momento dedicada a la fabricación de semiconductores.
En la década de los 50 la cosa tampoco se entiende sin Stanford y la figura de Frederick Terman, un profesor que animaba a sus alumnos a fundar sus propias empresas y no depender de nadie más.
Es así como, en un garaje cutre, dos alumnos, Bill Hewlet y David Packard, construyeron un oscilador de audio, un instrumento de prueba electrónico utilizado por los ingenieros de sonido que les conduciría a la creación final de HP.
Eso, unido al boom estudiantil universitario saneado con el fin de la II Guerra Mundial, la tensión de la Guerra Fría, y la apertura de EEUU en materia de inmigración, fueron los que animaron el hervidero tecnológico en el que me encuentro ahora.
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